20 nov 2009

Historias de tren (VI)

Un día más, una semana más, un mes más... la rutina sigue pero al mal tiempo buena cara!!!

Desde que suena el despertador hasta que coges el tren, todo sigue igual, el mismo desayuno, el mismo vecino, la misma gente bajando hacia el Cercanías, pero hay pequeñas cosas que si cambian, aunque a simple vista parece insignificante.

Coges el tren y eliges asiento, pero hoy vas con la hora pegada y no puedes elegir la puerta que normalmente sueles coger para salir lo mas colocado posible en la linea de meta de tu estación de destino.

Leo el periódico gratuito, escucho la música que me gusta con el coro de fondo de las mujeres de al lado contando las peripecias del fin de semana. Termino el periódico y toca el pitido para bajarse del tren.

Me queda por recorrer todo el anden hasta llegar a las escaleras mecánicas. Hace frío, se agradece a estas horas de la mañana para desperezarme. Delante mía baja un chico con una bolsa en la mano. Se para y en un abrir y cerrar de ojos, monta la bicicleta plegable que llevaba consigo camuflada. Sube las escaleras mecánicas, pasa los tornos y en medio del trafico madrileño se pierde.

¡hay pequeñas cosas que si cambian, aunque a simple vista parece insignificante! Pues es cierto últimamente el numero de viajeros del Cercanías y del Metro que compatibilizan su viaje con este tipo de artilugios de dos ruedas aumenta a pasos agigantados. Ha sido un boom en Madrid, el viernes pasado cuando volvía a casa me cruce por los menos con 5 personas que salían de las estación con sus monturas.

Si estas interesado en estos artilugios te recomiendo que visites bicicletas plegables y echaría un vistazo al siguiente vidrio.


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