28 oct 2009

No doy credito (I)

Hoy ha hecho un día primaveral para las altura de octubre que estamos.

No os confundáis, un día aparentemente feliz y tranquilo se puede truncar por menos de nada.

Con mi ingenua sonrisa entro en la sucursal de una caja de ahorros por todos conocida. Llamo al timbre para que me habrán y espero unos veinte minutos a que me atiendan.
Ha llegado mi turno, un amable empleado me atiende dándome un apretón de manos:
- ¿que desea usted?
- Vengo a informarme sobre una hipoteca para comprarme un piso.
- Si no tiene el 80% del valor no podemos concedérsela.

Acto seguido me cae un jarro de agua fría del cual todavía me estoy secando. A continuación empieza a explicar que si podrías si te avalan, que necesitan hacer un estudio pormenorizado, que si estas soltero, que si tienes pareja, que a cuantos años la quieres (para lo cual interviene la esperanza de vida), que si fumas, que si bebes, que si haces deportes de riesgo...

En fin todo son facilidades para tenerte atado por poco hasta tu jubilación o en el peor de los casos dejar en herencia a tus hijos una hipoteca fabulosa.

Lo mejor de todo se produce al imprimir mes a mes todo lo que tienes que ir pagando de capital y de intereses, después de recorrer los tropecientos meses aparece la suma total de lo que tu has solicitado, del capital que le has tenido que pagar y de los intereses... calma... respira hondo.

Sales del banco hace un buen día de otoño, soy feliz..

Miras al cielo y ves la respuesta a todas tus frustraciones pasajeras...

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